martes, 22 de mayo de 2012

Soy Educador/a Social

Reivindicando nuestro espacio

Maestros, trabajadores sociales, psicólogos, cuidadores, monitores… pero, ¿Dónde queda el papel del educador/a social?. Nos recuerdan continuamente los deberes y competencias como educadores y educadoras sociales, pero nunca nos reconocen los derechos que nos pertenecen como profesionales del ámbito social y del ámbito público. En un primer lugar, no tenemos o son escasos, los puestos establecidos para nuestro perfil profesional y hay muchos que a pesar de cumplir este perfil, están siendo ocupados por otros profesionales del ámbito. Precisamente por esto, acabamos ocupando puesto de trabajo que no son de nuestra competencia, como por ejemplo el de cuidador, el de animador socio-cultual, el de auxiliar de enfermeria…etc.

Sabemos que es una profesión que lleva muy poco años reconocida, pero en la situación social en la que nos encontramos creemos que es muy importante y necesaria. No tenemos soluciones a todos los problemas que se plantean en la sociedad, pero sí somos futuros profesionales comprometidos y sensibilizados con todos aquellos colectivos que precisen de nuestras competencias profesionales. Poseemos una visión específica profesional, por lo que somos necesarios e importantes en un equipo multidisciplinar, para que las tareas que se lleven a cabo estén completas.

No reclamamos privilegios frente a otras profesiones, sino que se nos reconozca nuestra función y profesión en igualdad de condiciones como cualqueir otro tipo de profesional de este ámbito.

Consideramos que toda esta lucha necesaria para conseguir un reconocimiento de nuestra posición, no podemos esperar que se haga desde fuera, sino que debemos ser los propios profesionales los que nos debemos dar a conocer, tanto nuestras obligaciones como educadores/as, así como nuestro derechos, para conseguir una justicia profesional que equilibre esta balanza de derechos y deberes.

Uno de los principales objetivos de nuestra profesión, es la lucha por conseguir un acercamiento de justicia social a los diferentes colectivos desfavorecidos, siendo nosotros/as mismos/as en este caso, un colectivo del ámbito profesional desvalorado y desconocido, por lo tanto es tarea de todos y todas implicarnos por la consecución de este reconocimiento a nivel social y político de la figura del educador y la educadora social.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

VOLUNTARIADO

Creo que la escasez de resultado de personas implicadas en una participación altruista y solidaria, viene muy relacionada por el tema anteriormente tratado en cuanto a una falta generalizada en la sociedad de pensamiento más allá del individualismo y de lo económico. Creo que este es el motivo que hace que lo voluntario no tenga el valor que verdaderamente merece y el hecho de que no esté valorado socialmente lo hace poco solicitado, cuando en realidad debería de valorarse muchísimo pues no se trata de un simple trabajo no remunerado, en mi opinión que una persona sea voluntaria en algo está diciendo muchos aspectos sobre ella muy importantes a tener en cuenta: que es una persona implicada, participativa, solidaria, con ilusión, comprometida, responsable, con experiencia, formación y que sabe trabajar en equipo, además de otras muchas más  cosas que le ha podido aportar el voluntariado.

Yo estoy totalmente opuesta a la opción que se plantea de dar un valor económico al voluntariado para que este se empiece a valorar, puesto que creo que el voluntariado es lo único que se salva de este modelo de valor económico en el que vivimos, y que hace ver que hay cosas más allá del dinero, cosas que realmente trascienden, como lo consideran estas personas voluntarias donde ven su recompensa de una manera intrínseca que realmente lleva a un crecimiento personal, que lo económico no da.
Creo que quizá lo que hay que hacer es dar más importancia curricularmente a las personas que son o han sido voluntarias por todas las capacidades que anteriormente he comentado que asimilan y no están visibilizadas ni valoradas, y simplemente porque no fueron pagadas ya que si hubiese sido lo mismo pero en un trabajo remunerado si toma peso en el expediente curricular, cuando se trata no solo de lo mismo teóricamente hablando sino de mucho más en cuanto a cualidades y valores.
También aquí creo que es importante hablar de las instituciones públicas y privadas que se ven obligadas a realizar trabajos sociales, lo cual me parece bien aun siendo impuesto y no elegido, pero considero que al no ser su elección no hay una verdadera concienciación y por lo tanto en ocasiones se ve que el trabajo llevado a cabo o la gestión no ha sido del todo correcta, por lo que considero que es importante ajustar aquí que estas instituciones dediquen a personas especializadas en el tema social para llevar a cabo estas tareas.

Creo que hoy en día más que nunca, con esta crisis económica que tambalea el estado de bienestar, deberíamos empezar a plantearnos la cantidad de cosas que aporta el voluntariado a la persona implicada y lo que el voluntario o voluntaria aporta a la sociedad, viendo en ello una de las claves para un adecuado desarrollo personal y social. Puesto que las temáticas en las que se puede realizar voluntariado son todas, solo hay que buscar cual es la adecuada a los gustos, preferencias y formación de cada persona, pues el voluntariado es la vía de implicación y participación que nos da la posibilidad a todos/as para reivindicar sobre aquello que consideremos inadecuado, injusto o desigual y para trabajar poco a poco transformando pequeñas realidades existentes, ya no podemos excusarnos y responsabilizar de todo a los altos cargos de la sociedad puesto que aquí tenemos una herramienta que nos muestra que esto es algo que esta de nuestra mano.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Renovemos el ideal de consumo como buena vida, hacia el de una vida más ética, ecológica, de respeto y justicia social

En este seminario hemos podido comprobar que existe una dedicación y un trabajo por parte de los Estados para controlar este destrozo natural al que estamos llegando, sin embargo por muchas intervenciones, estrategias y técnicas destinadas al control y restricciones, para vitar el diagnostico terrorífico que se prevé para las personas y para el planeta en general, no se están logrando los objetivos deseados, pues analizando la realidad en la que nos encontramos los datos demuestran que algo falla, y cada vez se ve más evidenciado con el cambio climático y las catástrofes naturales que estamos teniendo en el mundo.

Para mí esto se debe a dos componentes:
-          La educación antropocéntrica en la que estamos educados, donde el ser humano se considera el elemento superior del todo el planeta. No se considera un eslabón más de una cadena interdependiente de eslabones, sino que el resto de los elementos están ahí para su satisfacción incondicional.
-          Una sociedad de consumo cada vez más fomentada que está dando lugar a un competición mundial hacia un desarrollo infinito donde no se contempla en cómo llegar a conseguir ese objetivo sino simplemente llegar, sin pararnos a pensar en el medio en el que se está actuando donde los recursos son finitos.

Para mi estos dos componentes están generando una bomba en el ser humano, cada vez más ciego por una evolución y un desarrollo sin pararse a pensar sobre la importancia de la sostenibilidad en todo esto. Estamos centrados en conseguir el mayor desarrollo sostenido posible donde el único interés está en producir y en obtener el máximo beneficio posible, sin importancia de las consecuencias que se pueden originar por los medios y formas que se emplean, permitiéndolo todo por conseguir ese fin, explotando el suelo, degradando del aire, del agua, perdiendo biodiversidad de nuestro hábitat, generando violencia, pobreza, discriminación…etc. En definitiva,      creando una injusticia social y ecológica.
Es todo un continuo conflicto de intereses, que generan una demanda, que agrava el problema, haciendo de esto un circulo vicioso complicadísimo de parar, pues tenemos aprendido vivir así, y para pararlo se necesita un cambio radical de elección dando de lado el interés propio para dejar paso al ético, con una cultura de sostenibilidad global, donde el crecimiento económico y desarrollo social se logre de una manera sostenible, puesto que haciéndolo de una manera eficiente se lograría producir más con menos ya que es posible separar la contaminación del crecimiento económico.

Pero… ¿Cómo conseguir un cambió así? ¿Cómo pasar de una sociedad de consumo a una sociedad de decrecimiento y equilibrio entre el ser humano y la naturaleza?

En mi opinión la clave para frenar esta situación, está por un lado, en educar a las nuevas generaciones, tanto desde la educación formal como no formal, en una ética de cuidados, en la cooperación, en una visión crítica y en una serie de valores y principios básicos como es la igualdad y el respeto hacia todas las personas y hacia el medio, integrar a la naturaleza en nuestras prioridades haciendo ver que todas las personas, animales y naturaleza formamos parte de esto y que somos elementos que dependemos los unos de los otros, donde satisfagamos nuestras necesidades mediante un consumo responsable.
Por otra parte a las generaciones ya educadas centrarse en concienciarlas mediante campañas de sensibilización y sabiendo lo que actualmente se valora a la economía  actuar desde ahí, para empezar a concienciar hasta que se consiga integrar, endureciendo sanciones para quienes no cumplan los requisitos mínimos establecidos y creando políticas que favorezcan y den más facilidades a quienes las cumplan y se inclinen por el uso de energías limpias, que disminuyan emisiones de gases contaminantes y residuos, que reciclen y reutilicen, respeten…etc.

Es un trabajo muy lento y costoso debemos ser realistas, pero también optimistas.